
Se centra en el grabado como forma de arte y la figura de Augusto Rendón en el contexto del arte colombiano, especialmente en la década de 1960.
Se destaca que Rendón se convirtió en uno de los grabadores más importantes de Colombia. El texto menciona su obra "La Violencia", un aguafuerte que "prefigura la violencia de la Colombia contemporánea", realizada después de los asesinatos del General Rojas Pinilla y el Che Guevara. A pesar de la calidad de su obra, se señala que el grabado en Colombia no goza de gran prestigio y tiene una "pianísima voz", siendo ignorado por la prensa y la crítica.